David ha trabajado los suelos de La Revilla desde su juventud, desarrollando un profundo conocimiento de las viñas y su carácter único. Plantada en 1925, esta pequeña parcela presenta suelos arcillosos de piedra caliza y vides estacadas individualmente plantadas al cuadro a 1,8 x 1,8 metros, un patrón cuadrado tradicional utilizado históricamente para el arado a caballo, una práctica que continuamos hoy como parte de nuestra agricultura biodinámica.

El viñedo, que lleva el nombre de la designación histórica de la zona, «La Revilla», se cuida con esmero, con una franja de hierbas autóctonas entre las hileras para mejorar la salud del suelo y promover la biodiversidad.

Producido tanto en expresiones tintas como blancas, este vino de un solo viñedo rinde homenaje a la tradición de Rioja de vinos de larga crianza al tiempo que introduce una vitalidad refrescante que no se encuentra a menudo en los estilos añejos. Su producción limitada es el resultado de un cuidado meticuloso en el viñedo, donde cada tarea se realiza a mano.